El Malleus Maleficarum, también conocido como el martillo de las brujas, es un libro publicado en 1487 que se convirtió en el manual de referencia para la identificación, captura, interrogación y castigo de las personas acusadas de brujería. Este tratado, escrito por los inquisidores Heinrich Kramer y Jakob Sprenger, tuvo un gran impacto en la época y fue ampliamente utilizado tanto por autoridades religiosas como seculares.
El origen del Malleus Maleficarum
La creencia en la brujería y la magia era muy común en Europa mucho antes de la aparición de la Inquisición y el cristianismo. Sin embargo, fue durante el Renacimiento que la caza de brujas se intensificó, y el Malleus Maleficarum desempeñó un papel fundamental en ello. En 1484, Heinrich Kramer solicitó al papa Inocencio VIII que ratificara su autoridad para perseguir los delitos de brujería en su jurisdicción. El papa emitió una bula condenando la brujería y pidiendo el apoyo de los obispos en su erradicación. Sin embargo, Kramer y Sprenger fueron más allá y publicaron el Malleus Maleficarum en 1487, incluyendo la bula papal sin autorización previa.
Esta publicación generó controversia, ya que el libro contradecía muchas de las posturas oficiales de la Iglesia sobre la brujería y autorizaba el uso de la tortura para obtener confesiones. Aunque el Malleus Maleficarum fue criticado por su falta de rigurosidad y por el uso de métodos brutales, tuvo una gran difusión gracias a la invención de la imprenta.
Contenido del Malleus Maleficarum
El tratado se divide en tres partes principales. La primera parte tiene como objetivo demostrar la existencia de la magia, la segunda describe los métodos utilizados por las brujas para obtener poderes y cómo los utilizan, y la tercera explica cómo identificar a las brujas y llevar a cabo un proceso judicial en su contra.
Una de las características más perniciosas del Malleus Maleficarum es que estereotipa a las brujas, describiendo detalladamente su modus operandi. Los inquisidores y jueces tomaban este libro como fuente de autoridad y buscaban en los juicios una confirmación de lo que estaba escrito en él. Esto llevó a la formulación de preguntas en las cuales la única respuesta aceptada era un sí, y confería a los inquisidores una presunción de infalibilidad.
Otro aspecto importante del Malleus Maleficarum es que dirigió principalmente la persecución de la brujería hacia las mujeres, describiéndolas como más propensas a los engaños del demonio. Esto contribuyó a intensificar y recrudecer las condenas, que anteriormente solían ser menos severas.
El legado del Malleus Maleficarum
Desde la publicación del Malleus Maleficarum, la caza de brujas alcanzó su apogeo durante la Edad Moderna. Las condenas fueron numerosas, y las cifras varían desde decenas de miles hasta varios millones de personas. La persecución de brujas se intensificó especialmente en territorios de religión protestante, debido a la condena de la brujería por parte de líderes como Martín Lutero.
En 1657, el Vaticano emitió una nueva bula papal prohibiendo la caza de brujas, pero esto no detuvo la persecución en los territorios que no estaban bajo su autoridad. El último juicio por brujería del que se tiene noticia ocurrió en 1782 en la población suiza de Glarus.
El Malleus Maleficarum fue un libro que tuvo un impacto significativo en la caza de brujas durante la Edad Moderna. Aunque fue objeto de críticas por sus métodos brutales y por contradecir las posturas oficiales de la Iglesia, se convirtió en un manual de referencia utilizado tanto por autoridades religiosas como seculares. La persecución de brujas causó un gran sufrimiento y dejó un legado oscuro en la historia de la humanidad.
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